Tomando en cuenta el rasgo elegido “tiempo y repetición”
planteo algunas preguntas que orientaron
la lectura y fueron surgiendo a partir de la escritura. ¿Cómo pensar el tiempo
en juego en la repetición? ¿Es posible abordar la repetición freudiana desde el
pensamiento clásico occidental o es necesaria la construcción de otra lógica,
otra física-matemática, para poder dar cuenta y escribir acerca del tiempo, la
repetición, la identidad para el psicoanálisis?
Comenzaré puntuando el apartado “tiempo” en Critica de la
Razón Pura (I.Kant 1781)
_“el tiempo no es
un concepto empírico que se derive de una experiencia. Pues la coexistencia o la sucesión no sobrevendrían
en la percepción, si la representación del tiempo no estuviera a priori en la base.
Solo presuponiéndola es posible representarse que algo, sea en uno y el mismo
tiempo (simultaneo) o en diferentes tiempos (sucesivo).” [i]
Por lo tanto es ubicando la simultaneidad y la sucesión, que no se pueden percibir a partir
de la experiencia, que Kant propone que la representación
del tiempo debe tratarse de algo con lo que debe contarse a priori
(entendiendo a priori como lo que no deriva de la experiencia).
“El tiempo es una
representación necesaria que está en la base de todas las intuiciones. El
tiempo es pues dado a priori. En él tan solo es posible toda la realidad de los
fenómenos.”[ii]
Sobre las intuiciones, dirá el autor que son
representaciones inmediatas que se hace uno
de un objeto. Son la condición de todo conocimiento. Las intuiciones
puras serán independientes de la
experiencia. Son ordenadoras de la sensibilidad, con la cual se captan los
estímulos que provienen de los objetos. Por
lo tanto no se trata de un concepto discursivo, universal, efecto de una
síntesis, sino de una forma pura de la intuición sensible.[iii]
Continúa planteando: “El
tiempo no tiene más que una dimensión; diversos tiempos no son a la vez, sino
unos tras otros. Estos principios no pueden ser sacados de la experiencia.
Estos principios nos instruyen antes de la experiencia y no por medio de la
experiencia”[iv]. Subyace a esta idea la noción de tiempo
como una recta, una sucesión lineal. Por lo tanto, cuando aborda el concepto de
cambio y de movimiento, lo pensará en este sentido: lo mismo puede cambiar solo
en el desarrollo del tiempo sucesivo, de otro modo nos encontraríamos con una
contradicción. “Cambio y movimiento no son posibles sino mediante y en la
representación del tiempo; si esta representación no fuese intuición a priori,
no podría concepto alguno, hacer comprensible
la posibilidad de un cambio, es decir de un enlace de predicados
contradictoriamente opuestos en uno y en el mismo objeto. Solo en el tiempo
(entendido como recta) pueden
hallarse ambas determinaciones contradictoriamente opuestas en una cosa, a
saber, una después de otra”.[v]
Dirá que el tiempo como intuición interna no da figura
alguna, a eso se debe que intentemos suplir esta falta , “representándonos la
sucesión del tiempo por una línea que va a al infinito, en la cual lo múltiple
constituye una serie, que es solo de una dimensión; y de las propiedades de esa
línea concluimos las propiedades todas del tiempo, con excepción de una sola,
que es que las partes de aquella línea son a la vez, mientras que las del
tiempo van una después de la otra[vi]. Las palabras “figura” y “línea” implican
una geometría, una matemática, por lo tanto un modelo. (Geometría euclidiana).
Por lo tanto “figura” y “línea” implican cierto recorte que deriva en una
escritura particular, es decir, desde un
modelo que estaría funcionando (matemático, lógico, etc) pero que queda
olvidado.
A partir de Kant se invierte la relación s-o. Las
condiciones para el conocimiento están dadas por el sujeto, no por el
objeto. Hay ciertas condiciones para
conocer la realidad que no están dadas por esta, pero que son imprescindibles
para acceder a la misma. Una de ellas es el tiempo, la otra, el espacio. ‘’El tiempo es, pues, solamente una condición
subjetiva de nuestra (humana) intuición (la cual es siempre sensible, es decir,
por cuanto somos afectados por objetos) y no es nada en sí, fuera del sujeto. [vii](…) “El tiempo, pues,
no es inherente a los objetos mismos, sino solo al sujeto que los intuye.”[viii]
En el apartado Observaciones generales a la estética
trascendental Kant retoma la pregunta fundamental
de la filosofía: cómo se conoce, la relación de los sujetos y los objetos. Es
en relación a esta pregunta que serán construidas las categorías de tiempo y
espacio. Propondrá que “toda nuestra
intuición no es nada más que nuestra representación
del fenómeno; que las cosas que intuimos no son en sí mismas como nos aparecen
a nosotros; y que si suprimiéramos nuestro sujeto desaparecerían toda
constitución, todas relaciones de los
objetos en el espacio y el tiempo, y aún el espacio y el tiempo mismos que,
como fenómenos, no pueden existir en sí mismos, sino en nosotros. ¿Qué son los
objetos en sí y separados de toda receptividad de nuestra sensibilidad? Esto
permanece desconocido. No conocemos más que nuestro modo de percibirlos.”[ix] (…) “ Todos los objetos son meros fenómenos y no
cosas dadas por si, de esos fenómenos pueden decirse por lo tanto a priori
muchas cosas, en lo que toca a la forma de
los mismos; pero no se puede nunca decir lo más mínimo de la cosa en sí misma,
que está en la base de esos fenómenos.” Recorto “representación” y “forma”; ¿cómo
piensa la representación Kant, de qué forma se trata? Es distinto pensar que
las representaciones y las formalizaciones se elaboran a partir de los datos de
la realidad, tanto a modo de duplicado como por las capacidades cognoscentes
del sujeto, a pensar que la realidad se recorta y lee desde cierto saber que ya
está funcionando. Quizás la clave
estaría en cómo se piensa al lenguaje; como instrumento de conocimiento o como
algo que está funcionando y afecta al sujeto.
Lacan retoma y revisa en el seminario 9, la estética
trascendental kantiana. En este seminario Lacan trabaja la identificación, para
lo cual se le vuelve necesario revisar las categorías clásicas de tiempo y
espacio, cómo se las piensa a lo largo de la historia y si es posible pensar el
psicoanálisis desde las mismas.
“Las categorías
llamadas de la razón pura exigen para funcionar como tales, el fundamento de lo
que se denomina intuición pura, la que se presenta como la forma normativa, obligatoria
de todas las aprehensiones sensibles. (…) esta intuición que se ordena en
categorías del espacio y del tiempo se encuentra designada por Kant como
excluida de lo que se puede denominar la originalidad de la experiencia
sensible, de donde solamente puede surgir cualquier afirmación de realidad
palpable, afirmaciones de realidad que no permanecen en su articulación menos
sometidas a las categorías de dicha razón pura, sin las cuales no podrían ser
enunciadas, ni siquiera percibidas. De
ahí en más todo se encuentra suspendido al principio de esta función llamada sintética,
lo que no quiere decir otra cosa que unificante, lo que constituye también el
término común de todas las funciones categoriales”[x]
Continúa Lacan: “trato de hacerles aprehender una noción
que es la que domina toda la estructura de las categorías en Kant (…)él no hace
más que poner el punto final a lo que ha dominado el pensamiento filosófico, la
función del Einheit (unidad), fundamento
de toda síntesis, de la síntesis a priori como él dice, y que parece imponerse
desde la mitología platónica como la vía necesaria: el Uno, el gran 1 que domina
todo el pensamiento desde Platón a Kant, el Uno que para Kant, en tanto función
sintética, es el modelo mismo de lo que toda categoría a priori aporta consigo,
dice él, la función de una norma, de una regla universal” (…)la función del Uno en la
identificación, como la estructura y descompone el análisis de la experiencia
freudiana es, no la del Einheit, sino la que denominé el rasgo unario, algo
totalmente distinto al círculo que
agrupa (…) a saber lo que denominé un 1:
ese trazo. (…)Entonces este 1, su paradoja, esta constituida justamente
porque más él reúne, más todo lo que es diversidad de semejanzas se borra, más
soporta, más encarna, la diferencia
como tal.(…) La inversión de la posición alrededor del Uno hace que de la
unidad kantiana pasemos a la unicidad expresada como tal (Eizigkeit).[xi] Entonces se trata de pasar de un Uno que sintetiza,
totaliza, que es idéntico a sí mismo, a un 1, como trazo, que soporta en si la
diferencia. Diferencia que no se apoya
en lo cualitativo, sino que se define por no ser el otro.
Lacan demuestra por qué no se sostiene la estética
kantiana, “la estética no es
absolutamente sostenible por la simple razón de que está para él
fundamentalmente apoyada en una argumentación matemática vinculada a lo que
puede denominar la época geometrizante de la matemática. Es en la medida en que
la geometría euclidiana no es impugnada en la época en que Kant prosigue su
meditación, que es sostenible por él que haya en el orden espacio-temporal
ciertas evidencias intuitivas”.[xii]
Algunos interrogantes finales
¿Cómo es posible pensar la repetición (como identidad,
diferencia) desde un espacio uni dimensional y un tiempo lineal? Cómo podría
explicarse, desde este modelo, la compulsión a la repetición, si el tiempo es
un línea sucesiva? De qué se trata la identidad que, en vez de definirse por
una cualidad, o por ser idéntica a sí misma (el Uno totalizante), se define por
lo que no es (1 uno, un trazo de la cuenta)? Será necesario pensar otra
estética (otro modelo de tiempo y espacio) para poder escribir acerca de estas
cuestiones.
Alejandra Rossi
[i] Immanuel Kant: Crítica de la Razón Pura. Edic. Digital
tomada de Madrid, Librería Gral. De Victoriano Suarez, 1928. P. 33.
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