1. EL
CARTEL EN EL MUNDO Jacques-Alain Miller Intervención de J.A Miller en la Jornada de Carteles de la E.C.F, el 8 de octubre de 1994 Elegí este título porque quisiera expresar y clarificar un pensamiento que me taladra desde hace tiempo. Hay algo del cartel en el mundo que me preocupa. Es mi punto de partida. Me condujo más allá de donde pensaba ir. Una falta de entusiasmo En 1979, inventé con Eric Laureant, el Catálogo de Carteles. Hoy hay cinco Escuelas del Campo freudiano, hay cinco Catálogos, con la misma tapa y las mismas rúbricas. Está muy bien. Pero, ¿no hay allí demasiado formalismo?. Yo siento, creo sentir en el mundo (puedo equivocarme, y, ciertamente me desmentirán, si no es aquí, allí) una cierta falta de entusiasmo por el cartel. No oigo jamás a colegas de otros lados hablar de sus carteles. No veo referencias al trabajo en el cartel. No percibo emoción cuando los colegas hablan del cartel. Es un hecho que la tradición no es el cartel sino el curso magistral. En Argentina, donde la Universidad ha estado durante mucho tiempo amordazada y ha permanecido arcaica en sus métodos, se confluyó alrededor de maestros que dispensaban su enseñanza fuera de la Universidad, maestros que no lo eran por el diploma sino por el carisma. Esto también se transportó a España y a Brasil. El más-uno del cartel, que es el líder funcional de un grupo mínimo, no satura la demanda de carisma. El más-uno es un líder, pero un líder modesto, un líder pobre. El agalma que lo soporta es no-denso. El está débilmente investido, lo favorece un carisma grado 4, mientras que en un país latino, pareciera, al menos, que se requiera un carisma de orden superior, la investidura masiva de un más-uno que sea también un orador. La exigencia de una mediación oral para tener acceso al escrito es de estructura, pero por poco que el escrito esté menos presente en la formación, esta mediación se vuelve un fin en sí misma, se convierte en una guía imaginaria. En síntesis, tengo muchas veces el sentimiento, cuando se evocan los carteles de otros lados, que aparece allí un cierto semblante, que hay un forzamiento, que es un poco falso. No voy a quedar bien diciendo esto. No voy a quedar bien por allí, diciendo esto. Con lo que voy a decir ahora, no voy a quedar bien por aquí. Provoco. Es para que se me responda. Al tratar de reflexionar, tanteando, sobre este malestar a propósito del cartel en el mundo, fui conducido a retornar a los orígenes del cartel, a hacer también un retorno sobre lo que nosotros, aquí, hemos hecho del cartel. A los orígenes del cartel El cartel, a diferencia del pase, es contemporáneo de la creación de Tuvimos Jornadas El primero, es sobre la actualidad del pequeño grupo en 1964, en el momento en que Lacan creaba su primera Escuela. En esa época, la idea del trabajo en grupos chicos, de formación a partir del pequeño grupo, estaba a la orden del día en la Sorbona, gracias a los estudiantes de Letras, especialmente a su sindicato (sindicato de agitadores, no de gestionadores), la F.G.E.L (Federación general de los estudiantes de Letras), que habían promovido la necesidad de lo que ellos llamaban los G.T.U ( rupos de trabajo universitario), invitando a los estudiantes a trabajar juntos, sobre una base igualitaria, sin los "profs", o con la menor cantidad posible de ellos, como modo de oponerse al curso magistral, práctica considerada reaccionaria. Había en esta proposición algo así como los pródromos del Mayo del 68´. La idea de una formación en grupos chicos en lugar del curso magistral, o al lado del curso magistral, participaba ya del movimiento anti-autoritario. El pro-cartel es anti-autoritario. Lo hemos visto en 1979-1980, luego de la disolución de la E.F.P, que comenzó con una renovación del interés por los carteles. El segundo señalamiento es que el cartel encarna una tesis de la teoría de grupos: a todo grupo le hace falta un líder, todo grupo tiene un líder. Esta tesis puede inscribirse según las fórmulas de la sexuación que corresponden al lado macho, del mismo modo que el pase respondería más bien a las fórmulas de la sexuación femenina. La idea de Lacan con el cartel es, a la vez, que no sirve de nada negar el hecho del líder, pero se lo puede adelgazar en lugar de inflarlo, reducirlo al mínimo, hacer de él una función, lo más permutativa posible. El trabajo de Para Comentario: El cartel, que es este pequeño grupo, es un medio para ejecutar un trabajo. No es un fin en sí mismo. Sí, pero tampoco es exactamente un medio. Lacan dice más bien que es el medio, y no para ejecutar un trabajo, sino para ejecutar el trabajo- con el artículo definido. Esta frase, si uno se detiene en ella, dice que el trabajo de la Escuela pasa por el cartel. Podría ejecutarse un trabajo de esta índole en seminarios, curso, conferencias, Jornadas de estudio. Justamente, Lacan no dijo "Para la ejecución del trabajo adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en seminarios, cursos, conferencias, Jornadas de estudio". El dijo "Adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo". El trabajo. ¿Qué trabajo? En Cartel y pase ¿Por qué el cartel es para Lacan congruente con el trabajo de la Escuela, tanto en su más íntima como en su más alta exigencia? Podemos responder esta pregunta. Para responder, hay que preguntarse primero: ¿Qué es lo que ha comprometido la verdad del psicoanálisis y desviado las prácticas?. Conocemos la respuesta de Lacan, al menos en su vertiente institucional: la encontramos desarrollada en "Situación del psicoanálisis en 1956". El malo de la historia es la beatitud, es el didacta. En efecto, el cartel, tal como lo plantea Lacan en su "Acta de fundación", es una máquina de guerra contra el didacta y su pandilla- según la expresión usada por Lacan en otro lado. Esto pone bien de manifiesto el parentesco del cartel y del pase. El pase, como el cartel es, desde el punto de vista institucional, una máquina anti-didactas. La Escuela, con su cartel y su pase, es un organismo que apunta a arrancarle el psicoanálisis a los didactas. Aparentemente, esto tiende siempre a reformarse, porque Lacan fue conducido a disolver esta Escuela por las mismas razones que lo habían llevado a fundarla. El pase tiene como resultado institucional evidente que la nominación de la A.E. escape a los didactas. El cartel tendía, en la idea de Lacan, a que los miembros de base, incitados a entrar en la organización circular de la Escuela, también escaparan a la empresa de los didactas. Lacan agrega en el Acta: "Esto no implica en modo alguno, una jerarquía cabeza abajo" Hay que reconocer allí una denegación. Es, al menos, poner al didacta patas para arriba. Si no es una jerarquía puesta al revés, sino más bien una organización circular, ésta está marcada desde el ángulo de una cierta igualdad. En el sistema de los carteles, nadie es mejor que el otro. La ideología del cartel tiene un costadito leveller, nivelador. Y, de hecho, Lacan estuvo acompañado en todas sus iniciativas, por una Fronda (1) de notables, que comenzó con la fundación, continuó en el momento de El plan Lacan Si captamos que, en la intención de Lacan, el trabajo de la Escuela pasaba por el cartel- y no el seminario, la conferencia, etc.,- se comprende entonces la función de las Secciones de Este plan de Escuela, el plan Lacan, no se realizó jamás. Según este plan, el trabajo de la Escuela se ejecuta por carteles. Si hay cursos, seminarios, conferencias, esto se hace por fuera de La "Acta de Fundación" dice que lo propio de la Escuela, en su relación con la verdad, es el trabajo llevado a cabo por carteles. La cuestión podría ser de actualidad. Bastaría decidirlo. Esto supondría interrogarse para saber por qué el plan Lacan no se realizó nunca. ¿Por qué era irrealizable? ¿Por qué no se puede inhibir el crecimiento de los carisma ni la demanda de carisma? ¿Hay que realizar ese plan? ¿O sería un fundamentalismo del cartel? ¿Hay que modificar en algo la definición del cartel, o la práctica del cartel, para realizar el plan Lacan?- como, después de todo, hubo que completar Me dicen que hay algo de incertidumbre en lo que se refiere a los carteles. Si es el caso, hay que elegir: seguir el envión con el que veníamos o hacer el esfuerzo de pensar nuevamente. (Lo que sigue es un resumen de las respuestas de J.A. Miller al público) La cuestión que queda planteada por el Plan Lacan es la siguiente: ¿Queremos, sí o no, que la Escuela esté aparte?. La idea inicial es la de una Escuela aparte, y que por esto mismo pueda responder a la pregunta que le plantea o debería plantearle la sociedad, o incluso el Estado: aquella de la calificación del psicoanalista. ¿De qué manera queremos estar aparte? ¿O no queremos estar aparte? ¿Cómo darle a la Escuela el máximo de intensidad? ¿Es importante lo que funciona con éxito en algunos lugares? ¿O, por el contrario, yendo al tope de nuestra especificidad, tal como Lacan la dibuja aquí? ¿Asumiéndola y trabajándola? ¿La Escuela va a devenir la Escuela de las A.C.F? ¿O quedaría como su "más-uno"?. Esto supone reinventar su diferencia. El pase pone ya a la Escuela aparte. El cartel ¿puede también hacerlo? ¿O él está definitivamente banalizado? Notas de traducción (1) Fronde en francés: tiene varios significados. Tomaremos aquél que se refiere al nombre con el que se conocen las guerras civiles que se desarrollaron en Francia de Texto establecido en francés por Catherine Bonningue. Texto publicado en Más Uno Nº 1 y en el Caldero de |
Inscripto al catálogo de Carteles 2010. Rúbrica: lecturas fundamentales. Secretaría de Carteles EOL.
20.4.11
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario