El Tiempo en la Psicosis
En su texto, “Uno más a, Una
fórmula del Tiempo”, Bassols hace referencia a que lo que causa que exista una “duración
continúa de las cosas” es el hecho de ser un cuerpo, lo que hace posible
que la dimensión del tiempo pueda existir. Pero en el momento en el que se
produce el “derrumbe de la unidad narcisistica del sujeto”, tanto el tiempo
como el espacio pierden sus coordenadas. Trayendo como consecuencia una
discontinuidad. Bassols cita a Schreber, cuando ubica su muerte como sujeto: “un
agujero en el tiempo”, escribe en sus Memorias. “Un tiempo sin fecha, fuera de la
cronología, es la experiencia subjetiva de un real sin mediación ni separación
posible”.
En el libro de Rivas, “Pensar
la Psicosis”, el autor hace un desarrollo acerca del tiempo y del espacio para
la psicosis. Revela que lo que se origina es un “estancamiento del
tiempo y borramiento de los limites del espacio”, justamente cuando el
sujeto no encuentra una respuesta en el Otro, por carecer de la significación
fálica, es el punto en el que el psicótico “pierde el control del tiempo y
del espacio; cae bajo los efectos de la forclusión en los momentos de
perplejidad”. Continúa especificando que para estos sujetos no transcurre
el tiempo, no tienen posibilidad alguna de delimitar el espacio. Se “destemporaliza
y se desespecializa, quedando fijados el ser, el tiempo y el espacio”. Los
ubica en un lugar en donde, al paralizarse las funciones del tiempo y del
espacio, tanto el pasado como el futuro han sido perdidos. Por lo que siguiendo
esta línea, vivirían en un presente eterno, debido a la inmovilidad del tiempo.
Sin embargo Miller, en “Seis
fragmentos Clínicos de Psicosis” refiere que en muchos casos lo que hay es una
tendencia al futuro, “como cierta huida al infinito”, “el neurótico se
preocupa por el pasado y el psicótico por el futuro, esto se puede observar en
los delirios, donde el sujeto parece quedar aspirado por el futuro o por el
infinito del futuro”.
Miller hace una referencia en “La naturaleza
de los semblantes” a los momentos de la psicosis especificando la función-no
función del Nombre del Padre. Cuando hay forclusión del Nombre del Padre se
pierde la significación del falo, que es la forma que tienen los sujetos de
comprender algo. Por lo tanto cuando la forclusión no opera, se produce lo que
Lacan nombra como “vacío enigmático”. Miller los denomina como esos momentos que
pueden ocurrir a lo largo del transcurso de una psicosis, en los que algo
irrumpe y no se sabe que quiere decir. (Sin embargo sabe que ello quiere decir
algo).
MOMENTO FECUNDO: Miller en “La invención del delirio” , se pregunta
acerca de lo que Lacan ubico en el Seminario 3 como el momento fecundo: “Con
esta idea Lacan indica los empujes al delirio. En cierto momento el sujeto
aparece como embarazado, cuando dará a luz un nuevo episodio de delirio. Hay
entonces un momento de calma y otro de empuje, y precisamente esta concepción
de los momentos fecundos puede situarse como repetición de los fenómenos
elementales.[1]
Pudiendo ubicar como primer
tiempo, el llamado “vacío enigmático” traducido como el tiempo de perplejidad.
Que Lacan ubica en su Seminario Las Psicosis, como aquel momento de ruptura en
la cadena, marcando una discontinuidad, un quiebre, un antes y un después en la
vida del sujeto.
Es Naveau en “Las psicosis y el vínculo social” que cita a Lacan en Una Cuestión Preeliminar: “el valor
de la cadena significante esta suspendida a la significación que ella produce”,
lo que se cuestiona no es el después sino el tiempo de suspenso, con respecto a
la relación entre significante y significado, la relación temporal de esta
relación es la de tensión de un suspenso que se crea cuando la frase ha sido
oída.
Lacan ubica en el Seminario 20
que “el significante solo se plantea como no teniendo ninguna relación con
el significado”. Haciendo una diferencia: el significante es lo que se oye,
el significado es lo que se lee, o sea la lectura que uno escucha de
significante. Por lo que se encuentran en dos planos heterogéneos.
Miller señala en el “Conciliábulo
de Angers” la no relación entre el significante y el significado, lo cual trae
aparejado, para la neurosis el “efecto de sorpresa”, debido a que la separación
entre significante y significado es relativa. Mientras que para la psicosis, a
causa de que la separación es absoluta, en el lugar de la significación hay
vacío.
Lacan en el Seminario III,
introduce el concepto de significante “asématico”, el cual no significa nada,
ya que no remite a nada. Lo equipara al significante enigmático el cual tiene
por efecto la perplejidad.
En “La invención del Delirio”,
Miller se refiere a que en la perplejidad “el sentido no aparece
satisfactoriamente, es de espera de sentido, que no colma de satisfacción”.
La metáfora no funciona al modo neurótico produciendo sentido, por el contrario
se trata aquí de una “metáfora impotente, de una fijación absoluta”,
incapaz de generar sentido alguno. Y por otro lado dice, el autor que tampoco
se trata de metonimia, ya que “no se desliza; se fija, se inmoviliza.”
Siguiendo a Naveau, se puede
ubicar este momento en el ejemplo del caso conocido como Marrana. El “yo
vengo..” deja en suspenso la designación del sujeto hablante, de la
enunciación, allí emerge la perplejidad. Donde lo que hay es incertidumbre, el
punto de la experiencia enigmática, un tiempo de no respuesta, de vacío de
significación. Naveau cita a Lacan en los escritos para ubicar que la palabra
es distributiva, para poder introducir allí el tiempo de suspenso, el cual “es
relativo a la distribución de la voz”. Por lo que la palabra se percibe y
se platea una pregunta: es el sujeto el que habla o el Otro? (Vengo del
fiambrero..). Es en este paraje donde se produciría el suspenso, que en la
psicosis se manifiesta como incertidumbre. Por lo que hace falta el juicio de
atribución para localizar al sujeto que habla, el punto de enunciación.
Finaliza ubicando que: “el tiempo de suspenso que introduce un lapso
entre la distribución y la atribuciones el momento propicio para la
alucinación”.
DISTRIBUCIÓN----------------------------------------.ATRIBUCIÓN
TIEMPO DE
SUSPENSO
ALUCINACIÓN
Entonces, “Marrana” es después
de la alusión, más allá de que es una respuesta desde lo real, se trata de la
construcción de la paciente, en un segundo tiempo, como una respuesta al
enigma.
Lugar donde a partir de que la
frase esta interrumpida, surge la voz como una alusión, lo que significa que el
sujeto es concernido por ésta. “Marrana es lo que le falta a Vengo de la
fiambrería..Es la frase interrumpida, no hay punto de basta. “Vengo de..” es la
alusión y “Marrana” es la réplica”. Es el segundo tiempo en el que el
sujeto sale de la perplejidad, pudiendo dar una respuesta a dicha alusión.
“El suspenso del sentido es la
consecuencia de que las voces no terminan sus frases”. Es una cita de Lacan del
Seminario III , la que permite comprender el fenómeno de las frases
interrumpidas. Y la cual introduce la posibilidad de poder introducir algo de la
temporalidad en las psicosis. Ya que cuando la frase se interrumpe: “se
rompe la sucesión de significantes, la palabra se desprende de la frase”.
Continua ubicando que “fenómenos
de frases que surgen de su a-subjetividad, como interrumpidas, y dejando
el sentido en suspenso. Una frase cortada al medio es auditivada”.
Cuando habla de a-subjetividad significa que cambia de valor, o sea pasa de ser
sujeto a ser objeto. Lo que tiene como saldo que al pasar al estatuto de objeto
lo que falta tiene la característica de ser un insulto.
Por lo que en un segundo
tiempo, continuando con el ejemplo citado. Marrana es una replica a la no
respuesta del Otro, con la determinación de que le esta dirigido. Ubicando acá
el cambio de valor, ya mencionado, en el que el sujeto quedaría en posición de
objeto, el Otro lo goza.
Es Álvarez el que en su
artículo “La certeza como
experiencia y como axioma” esclarece
estos “momentos de edificación” (los cuales no necesariamente deben
concebirse como diacrónicamente separados), en la psicosis. Refiriéndose al
segundo tiempo como aquel caracterizado por lo que creo lo más subjetivo, y el
de las construcciones posibles que puede dar un sujeto a aquel real que
irrumpe. Y ubicando que lo temporal en la psicosis debe ubicarse a partir de la
certeza, la cual consiste para el autor como “un puro estatismo o instante
permanente”.
Laurent nos enseña en
“Estabilizaciones en las Psicosis”, que son los fenómenos elementales los que
nos marcan el camino del “núcleo central” de las psicosis. Y señala “las
alucinaciones nos informan mucho más que la temática del delirio, nos dan las
circunstancias, el punto en el que el sujeto se eternizó”. Debido
justamente a como desarrolla Álvarez, que son éstos los que “introducen una
discontinuidad”, los que nos marcan un corte.
Es Laurent quien en su
Seminario acerca De Una Cuestión preeliminar, sitúa que “el lugar del Otro, supone para existir, la extracción del objeto a”,
lo que no ocurre en la psicosis.
No hay extracción del objeto
a, no se crea una falta, queda en más,
manifestándose en los objetos voz y mirada. Lacan en el Seminario 11 señala
que: “cuando no hay intervalo entre S1 y
S2 el primer par de significantes se solidifica, se holofrasea”. Dice S.
Tendlarz en “Psicosis: lo clásico y lo nuevo”: “la holofrase es la compactación de la cadena significante, la
solidificación de la cadena. No significa que el sujeto no hable sino que el S1
queda solo”. (Fenómeno elemental-holofrase-S1 solo).
Maleval, en “La Forclusión del
Nombre del Padre”, que dedica un capítulo, a lo llamaría los tiempos en la
psicosis. Es nombrado por el autor como “La escala de los Delirios”.
Define el mecanismo de la
lógica del delirio como la “atemperación del goce deslocalizado”.
Ubicando diferentes períodos, aclarando que estos no se tratan de etapas, ni
que siguen un orden lógico. De esta forma puede faltar alguno, saltar de uno a
otro; como también no ocurrir. Los nombra como P0, P1, P2 y P3.
Sabemos que el P0 fue nominado
por Lacan en el esquema I como sub-cero. Como la forclusión del Nombre del
Padre. Se trata del momento de sentido cero, el llamado anteriormente, vacío de
significación, momento de perplejidad. De muerte del sujeto. Y en palabras de
Maleval como el momento de “deslocalización del goce y de la
perplejidad angustiada”. Es el momento que denota la ruptura con lo
simbólico, marcando un antes y un después. Que Lacan llama “la entrada en
juego del enigma del Otro absoluto” y del lado de Freud, como la ruptura entre
el yo y la realidad exterior. Se trata del momento del enigma, en el que
se sabe que algo quiere decir, no que y claramente esta dirigido a él mismo. En
la forma de una certeza.
El P1, esta comandado por “la
tentativa de significación de goce del Otro” . se trata de: “el
movimiento que realiza el significante que le permite al delirante construir
una explicación propia para justificar lo que esta ocurriendo”. Pero que
sin embargo “el delirio no consigue suturarse” motivo por el cual lo
nombra como “forma paranoide”. De lo que se intenta en P1 es de tentativas
de significalización del goce. Se intenta hacer algo con la ruptura
simbólica ocurrida en el P0, dice Freud en Neurosis, Psicosis y Perversión: “
en los delirios la locura es empleada como una pieza que se pega allí donde inicialmente
se había producido una falla en la relación del yo con el mundo exterior”.
El P2 es según Maleval: la
identificación del goce del Otro”. Se trataría ya de lo paranoico. Una vez
identificado el goce del Otro, o sea el movimiento del significante. El sujeto
logra apropiarse de lo que le sucede, se convierte en un “organizador de lo
que le está ocurriendo”. Pero que conlleva un lugar del Otro como
perseguidor, causa de sus padeceres, la diferencia es que en este punto están
localizados. Aclara en este lugar que no todos alcanzan este “período” en el
que el delirio “se sutura y se organiza en un armazón fijo”. Se puede
ubicar aquí la noción de metáfora delirante, como una forma de reemplazar lo
que falta del lenguaje.
P3: Lo denomina como el
momento “parafrénico”, en el que se produce “el consentimiento al goce del
Otro, ya que tiene la certeza de que gracias a esta experiencia, accede a un
saber esencial”. Por lo que esta caracterizado por el detenimiento el la
lucha con el Otro, debido a que “se impone un sentimiento de comunión con el
Padre, el sujeto se convierte en Dios mismo o en el elegido para transmitir su
palabra”. Es Schreber el que escribe: “en el fondo me es indiferente
saber lo que los otros piensan de la verdad o verosimilitud de mis ideas. En
consecuencia nunca haré nada para propagar entre el público mis experiencias y
opiniones: salvo darles en mis Memorias una forma adecuada para su
publicación”. Maleval aclara que “lo que el parafrénico gana en
pacificación, lo pierde en credibilidad frente a sus interlocutores”. Sin
embargo, no es algo que llegado este punto al sujeto le preocupe.
Podríamos situar aquí el
“efecto de nominación”, el Ser… (la
mujer de los rosarios).
Esquizofrenia
Podría ubicarse del lado de la
esquizofrenia aquel tiempo del eterno enigma. Según Rivas, es en la catatonia
en donde se puede ubicar la “abolición”
simbólica del tiempo y del espacio. Lo que se produciría es una suspensión
total del tiempo y una “anulación”
del espacio.”El sujeto no habla, por lo
que el tiempo representado en la cadena del significante es reducido a cero”.
“Tanto en las formas de metonimia delirante en la esquizofrenia, como en la
paranoia, hay una infinitización del tiempo y un desdibujamiento de los limites
simbólicos del espacio”.
Por otro lado Álvarez señala que en la
esquizofrenia: “La experiencia enigmática
es su denominador común, mientras asiste al desmoronamiento del lenguaje y a la
fragmentación del cuerpo. Sumido en la perplejidad más angustiosa, el
esquizofrénico no fabrica ninguna respuesta explicativa, esto es, no consigue
introducir ninguna significación relativa a ese vacío que experimenta”.
A partir de esto el sujeto según el
autor, podría quedarse en este punto para siempre; salvo en los casos en el que
puede construir un delirio. (Ya estaríamos hablando de esquizofrenia
paranoide).
Paranoia
Lacan habla del paranoico como aquel que vuelve
retroactivamente al pasado el origen de las persecuciones. “A veces situar un acontecimiento le cuesta…y
percibimos claramente su tendencia a proyectarlo, por un juego de espejos,
hacia un pasado que también se vuelve indeterminado”.Y lo denomina como
“pasado de eterno retorno”. (Schreber). Delirio como biombo, repetición.
Según Rivas en la paranoia el tiempo esta determinado
por el tiempo del Otro, guiado por las amenazas e injurias de éste. “El tiempo del Otro en la paranoia es del
orden de lo inminente de la urgencia de su presencia anonadante”.
Desde el punto de vista de Álvarez, el
paranoico se caracteriza por la réplica que puede construir a partir del
enigma. Siempre en relación a Otro:”…
pues de algún lugar o instancia que no es él mismo tiene que partir la alusión
y la autorreferencia. (…) Al incluir al Otro, el postulado o axioma de la
certeza posibilita la creación de las distintas significaciones tendentes a
explicar las causas, las intenciones y las finalidades que mueven a ese Otro en
sus propósitos gozadores”.
Melancolía
La melancolía podría ubicarse como la que mejor ejemplifica la detención del
tiempo.
En Rivas podemos ubicarla como aquella en la que se produce
“una parálisis, una eternización, vivida como deseo de aniquilación”.
Laurent en “Estabilizaciones en las Psicosis”, define al
suicidio melancólico como “equivalente al
asesinato del paranoico, aquí es que aflora el sujeto en tanto que enteramente capturado
en el sacrificio, sin recurso alguno”.
Allí donde, “la melancolía se identifica con la muerte
del sujeto que se nombra al mismo tiempo que eterniza. Con ello el sujeto se
hace puro sujeto de la eternidad del deseo”. (Esta hablando del fort-da).
“En la melancolía
de lo que se trata es del objeto a por fuera de toda puntuación fálica. Un goce
imperativo que retorna en el lugar en el que el goce fálico falta.”
Toma un cuento de Borges de Ficciones, para dar cuenta de
lo que le sucede al melancólico diciendo que padece de: “la certidumbre de que todo esta escrito”.
Álvarez cita a H. Schüle:
«La diferencia psicológica esencial entre los
dos tipos de ideas delirantes es la siguiente:
en
el delirio sistematizado, el deliro se establece de golpe (incluso si
era general y vago al principio);
en
la melancolía, por el contrario, el delirio es secundario; en el primero
es un elemento esencial e indispensable, mientras que en el segundo es
accidental y puede a menudo faltar. Una vez creado, el delirio sistematizado
alivia al enfermo gracias a la explicación que aporta; mientras que en la
melancolía esa explicación no hace sino añadir un dolor nuevo».” [2]
Manía
Laurent especifica que de lo que se trata en la manía
es en un principio de la “no-función del
objeto a”, provocando un sujeto que nada lo amarra a la cadena
significante. (fuga de ideas). Cita a Lacan en Televisión modificando la
definición para decir que la manía es: “el
retorno en lo real de lo que es rechazado en el lenguaje (…) no es un significante que reaparece en lo
real, sino lo que es rechazado del lenguaje”. Según Laurent es “el
desencadenamiento de lalengua, sin acción ya del lenguaje, que es el
inconsciente”.
Siguiendo a Rivas, lo que se produce en este cuadro
es una “aceleración del tiempo, sin punto
de límite”. “El sujeto esta des-sujetado del lenguaje y de la pulsión (…) la
materialidad real del tiempo y del espacio se reduplican”. No hay una
posibilidad para el sujeto de “amarre” alguno a la cadena significante, a
alguna significación, debido a que no hay intervalo.
Autismo
Según G. Belaga ya no debería definirse el autismo
desde la perspectiva de la pérdida con la realidad sino como: “una consecuencia de la inmersión en lo
real, dado que para el niño la voz alucinada ya es una respuesta”[3].
“El bloque afectivo,
proviene de lo que Bleur llamo < blocking>: síntoma que describe la
interrupción de la cadena asociativa, <la interrupción o el detenimiento del
pensar>”.
“el llamado autista, como el
esquizofrénico, se definen para Lacan por presentarse atrapados en lalengua,
sin una posible elucubración de lenguaje”.
Tendlarz, cita a Miller que habla del autismo
especificando que ocurre una elección: la del vacío lo que trae como
consecuencia una petrificación significante, en el lugar del sentido está el
congelamiento, la petrificación significante.
Delfina Lima Quintana
[1] Miller: “La invención del delirio” en “El saber delirante” Pág. 87-
[2] J. M. Álvarez “La certeza
como experiencia y como axioma” en Virtualia Nro. 16 http://www.eol.org.ar/virtualia/016/default.asp?formas/alvarez.html
[3] Belaga, G.: “Las psicosis infantiles: del autismo a la
psicotización”, en Virtualia Nro. 16. Febrero/Marzo 2007.